“Cuerpos rotos” de nuestra antigua alumna del Curso de Fotoperiodismo y Reportaje, Rebeca Mayorga, viaja a la sede de la Embajada de España en Cuba.

"Llegué a La Habana el 7 de marzo, un día antes de la conmemoración del Día de la mujer trabajadora, para inaugurar la exposición Cuerpos Rotos en la sede de la Embajada de España. La exposición de fotografía documental, que versa sobre las consecuencias físicas y psicológicas que derivan de la actividad laboral en sectores feminizados y que la Ley de prevención de riesgos laborales del Gobierno de España aún no tiene reconocidas como enfermedades laborales, es una de las actividades propuestas por la Consejería Cultural para las jornadas Mujeres sin Límites, que durante todo el mes de marzo se llevó a cabo desde la Embajada de España en Cuba para conmemorar el 8 de Marzo."

Rebeca Mayorga

Hasta finalizar el mes de abril, se podrá visitar la exposición en la sede de la Emabajada, de esta serie que fue ganadora de una de las Becas del Seminario de fotografía y periodismo de Albarracín 2022. 

En su estancia en Cuba y gracias a la Consejería de Cultura, nuestra antigua alumna pudo visitar varias escuelas de fotografía y entornos artísticos, como por ejemplo la Escuela de Fotografía Creativa, la Escuela Nacional de Bellas Artes de San Alejandro y la Fábrica de Arte Cubano para presentar el proyecto Cuerpos Rotos y mantener varias conferencias y charlas con el alumnado.

La autora nos cuenta que, durante los días que ha estado en La Habana, se ha movido en entornos culturales diversos y ha tenido el placer de compartir interesantes coloquios con personalidades de la fotografía, el cómic, el grabado, la literatura, la música y la pintura, que le han impregnado de un valioso acervo cultural que se trae de vuelta a España y que le acompañará de por vida.

"La tesis que Cuerpos rotos intenta constatar es que en estos trabajos, con el punto en común de que son sectores feminizados y que comparten en su mayoría el mismo tipo de lesiones, las enfermedades consecuentes de la actividad profesional no están reconocidas como laborales por el “simple” hecho de ser mujeres."

Rebeca Mayorga

Ana María, socio-sanitaria, estaba embarazada cuando contrajo tuberculosis a través de un usuario. Transmitió la enfermedad a su hija Rebeca a los 18 meses de vida, y a los 15 años le diagnosticaron una pérdida auditiva del 65% en cada oído provocada por la medicación contra la tuberculosis. Con una discapacidad reconocida del 41%, Rebeca estudia hoy para ser profesora de música para personas en situación de discapacidad auditiva. Empresas externalizadas y servicios sociales usan como barrera la Ley de protección de datos para que las socio-sanitarias no puedan acceder a la información médica de las personas a las que atienden en su domicilio, con el peligro que supone no tener conocimiento en caso de que la enfermedad sea contagiosa. El caso de Ana María es extremo, pero ilustra cómo las enfermedades laborales no reconocidas pueden afectar también al entorno familiar de las trabajadoras. “Aprendemos a distinguir si la medicación que toman las usuarias es para enfermedades contagiosas”, confiesan. Rebeca Mayorga

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Una vez más ¡gran y necesario trabajo, Rebeca!

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