MARÍA CECILIA CANDIANI (ARGENTINA)

Durante los primeros meses de la pandemia del 2020, un balcón de la Ciudad de Buenos Aires se convierte en un resguardado espacio de contacto con el exterior hacia una realidad que se presenta disminuida al encontrar a sus personajes aislados y con caras tapadas. El paso del tiempo alarga las sombras arrojadas por sus dueños que, proyectadas sobre el paisaje urbano desolado, se convierten en las protagonistas y refuerzan el anonimato en las veredas.

Rutina, incertidumbre, lejanía, distanciamiento y una enfermedad que llevó a replantear los espacios y las relaciones sociales en el planeta entero. En ese contexto, este conjunto de fotografías se asienta en una única mirada, desde un mismo lugar y de una realidad repetida, de sombras y ausencias. En la acumulación de momentos aislados, las fotografías se encuentran para transmitir la soledad. Las imágenes se extienden fuera de sus límites, expulsan al sujeto o lo aprisionan en elipses; cálculos matemáticos controlan distancias permitidas; se combinan temporalidades. Las fotografías se presentan como una instalación donde personajes y líneas son imaginados fuera de campo, continuados y circunscriptos en otros planos.