Christian Andrés McManus (Francia)

  Presentación de la obra: En Evolución, la serie de retratos que insinúan desnudez, incitan al espectador a identificarse con una esfera del Ser que ha sido despojada de toda vestidura social, cultural o histórica. Mc Manus ofrece la posibilidad de reencuentro, recuerdo y reconocimiento con aquella dimensión de la condición humana donde comulgan la invisibilidad y el silencio. Aquí, el ojo del artista ha registrado cada rostro para que el acto contemplativo, en vez de apaciguar toda inquietud, la promueva; a modo de espejos, los retratos revelan una condición existencial que hemos olvidado en algún momento de nuestra historia. No es extraño entonces que Mc Manus renuncie a la representación del cuerpo, pues él sabe que éste se ha transformado cada vez más en un objeto de culto para idólatras. El cuerpo ha sido vulnerado, exhibido, desmembrado, serializado hasta un punto sin retorno. El artista, consciente de esta miseria, nos restituye la existencia primordial en la que según el pensador, Luis Oyarzun, se hace eco de este grito desgarrado y de esta ansiedad aledaña en la demencia por averiguar qué somos.  Algunas palabras del autor referente a la serie de retratos: Esta serie de retratos se configura a partir de una desnudez y precariedad invencibles. Con mi trabajo intento, pese a la aparente literalidad que tienen la imagen fotográfica, cámara y, sobre todo el ojo del espectador, develar aquello que se oculta tras la forma; aquello que trasciende el tiempo de exposición y el espacio en blanco que enmarca la Polaroid. La palabra polaroide se construye a partir del vocablo polaridad y del término griego eidos que significa forma, aspecto. Lo polarizado es la luz, evitando así el deslumbramiento, la ceguera momentánea del material fotosensible. El mismo deslumbramiento que produce un retrato que se comporta como espejo, un espejo que refleja lo que no queremos mostrar, o lo que simplemente somos incapaces de ver. Fundamentación del proyecto: A lo largo de la historia del arte la evolución del retrato se ha comprendido muchas veces como un reflejo de un determinado estadio socio-cultural. Por cierto, desde los retratos de corte de la pintura renacentista, pasando por los rostros burgueses que se fijan en el daguerrotipo hasta el autorretrato de uno de los fotógrafos más célebres del siglo XIX, Félix Nadar, esta temática ha sido un barómetro que ha servido para evidenciar quiénes rigen el gusto y la moda, ya sea porque ostentan el poder político, económico o intelectual. Sin embargo, más allá de las referencias culturales que se evidencian en el devenir del retrato, hay una dimensión de esta temática que me interesa rescatar y resignificar, su valor como instancia de reflexión existencial, siempre más profunda y trascendente que las condicionantes históricas, sociales, étnicas, etc. que rigen y limitan la vida humana. Lo anterior, adquiere crucial importancia en una época como la nuestra, en la que la noción de Ser se ha perdido tras el concepto de individuo; y en la que los rostros intentan renegar obsesivamente del paso del tiempo y, por ende, de la memoria. Ficha técnica: Polaroid, (cámara modelo SX-70 con film 600)