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"Ocho estudiantes ante el reto de la Selectividad" por David Expósito
Se acerca la Selectividad (a la que ahora debemos llamar EVAU) y nuestro antiguo alumno del Curso de Fotoperiodismo y Reportaje, David Expósito, vuelve al diario El País para darle voz e imagen a ocho estudiantes.
Cartas* en primera persona, sueños, quejas y realidades en este artículo de DAVID EXPÓSITO para El País:
Ocho estudiantes ante el reto de la Selectividad
Berta y Alicia, 17 y 19 años | Bellas Artes
Cuando un alumno escoge la rama artística lo suele hacer por vocación y asume que no es la que más prestigio le va a dar, pero sí más satisfacción. Berta, de 17 años, y Alicia, de 19, creen que es demasiado pronto para desanimarse. "Estamos cansadas de escuchar que todos los que estudian Artes van a ser pluriempleados si no quieren morir de hambre. Nos da lástima pensar cómo hemos llegado a este punto", se lamentan. En la imagen, Berta (izquierda) y Alicia (derecha) durante un ejercicio de artes plásticas en el instituto Ítaca de Alcorcón (Madrid), donde han cursado un bachillerato artístico.
Ana, 19 años | Magisterio
Después de un primer trimestre complicado, Ana, de 19 años, ha podido remontar gracias en parte a la ayuda de su familia. Especialmente su madre, que como muchos padres, ha cursado segundo de bachillerato repasando con su hija. Siguiendo el ejemplo materno, Ana estudiará para ser maestra, porque, como dice, “lo llevamos en la sangre”. Según su agenda escolar, ha tenido más de 90 exámenes este curso, una media de uno cada tres días. A esta exigencia se suma el tener que decidir qué carrera estudiar, algo que muchos reconocen no tener nada claro porque apenas tienen tiempo para pensar en algo más que en aprobar. En la foto, ella y su madre repasan Historia.
Lucía, 18 años | Danza
Lucía es bailarina del Real Conservatorio de Danza Mariemma, donde entró con nueve años, aunque empezó a bailar a los cinco. Lucía denuncia que los profesionales del baile no tienen apenas ayudas para compaginar la disciplina casi militar de su preparación con los estudios. Ha terminado bachillerato en el único instituto madrileño, el Cervantes, adaptado a su actividad profesional. En la foto aparece en el examen final de danza estilizada en una de las aulas del conservatorio. “A diferencia de muchos, llevamos el peso de una doble responsabilidad teniendo que avanzar en dos formaciones planteadas de manera incompatible", se lamenta la joven.
Julio, 17 años | Biotecnología
Julio, de 17 años, vive en Cabrero, un pueblo de unos 300 habitantes en el Valle del Jerte (Cáceres). Le aburren las conversaciones sobre el campo porque dice que allí “no saben hablar de otra cosa”. Este año Julio es el único estudiante de todo el pueblo que se presenta a la Selectividad. Sabe que si quiere estudiar Biotecnología y conocer otras cosas no puede fallar. Su nota media este curso es un 9,3 y su ilusión sobresaliente. “Veo la universidad como una oportunidad, una manera de tener más opciones de las que me esperan aquí. Supone cambiar de entorno, abrirme al mundo de alguna manera”. En la foto, en la antigua escuela de Cabrero.
Laura, 19 años | Arte
Laura, de 19 años, está intentando superar la ansiedad que le produce el color naranja, que le parece “muy agresivo”. Sufre el síndrome de Asperger y desde 2013 arrastra una depresión que ha condicionado su paso por el instituto. El curso 2017-2018 estuvo en casa desde enero con un cuadro clínico ansiodepresivo, al borde de ser ingresada y tuvo que repetir. En el arte ha encontrado su refugio y un mundo más cooperativo, menos competitivo que en la especialidad de Ciencias en la que empezó. En la foto, Laura, en la cafetería donde recibió muchas clases extraescolares de algunos profesores del instituto.
Juan, 17 años | Ingeniería Aeroespacial
Juan, de 17 años, descubrió en Los Simpsons las barras de plutonio con las que comenzó su curiosidad por las centrales nucleares, lo que ha sido el eje central de su proyecto final como alumno de bachillerato de excelencia, que permite incrementar hasta un punto su nota final en la EVAU. Pueden matricularse en esta modalidad de varios institutos madrileños los estudiantes más sobresalientes. Son clases reducidas, de unos 15 alumnos, con una atención de los profesores más individual y clases de refuerzo por las tardes. “Puede que poseamos una capacidad de asimilar los conceptos más velozmente que otra gente, pero no seamos más inteligentes. Existen muchos tipos de inteligencia que a lo mejor no se corresponden con las asignaturas que se cursan.” En la foto, Juan, durante la exposición de su trabajo sobre Física Nuclear y la catástrofe de Chernóbil, en el instituto Prado de Santo Domingo de Madrid.
Felipe, 18 años | Historia
Felipe, de 18 años, quiere estudiar Historia para entender lo que somos en el presente y lo que seremos en el futuro, porque, según dice, “la historia no hace más que repetirse constantemente”. Le gustaría especializarse en la Guerra Civil, ya que en su opinión “como en todas las guerras, los vencedores escriben la historia y a mí me gustaría contar las cosas como fueron de verdad, independientemente de vencedores y vencidos”. En la foto, Felipe, durante un trayecto en el tren que comunica su pueblo, Azuqueca de Henares (Guadalajara), con Madrid. Para cualquiera de las universidades a las que opta, este es el único transporte público del que dispone.
Todos coinciden en que es un examen decisivo pero que está muy lejos de ser una prueba justa y representativa de sus capacidades. Se les convence de que se juegan muchísimo, todo lo que tienen: su futuro. Por David Expósito.
¡Gran reportaje David!
*Para leer los testimonios y cartas de los entrevistados acudir a la Fuente: Artículo original de El País
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