“Aquí no podemos sentirnos como en casa. Tenemos un pie dentro y otro fuera”

Sarah Leduc finalizó el Curso de Fotoperiodismo y Reportaje este pasado mes de marzo. Como trabajo fin de curso presentó este proyecto sobre la situación de medio centenar de migrantes que esperan en un centro de acogida en Lagrasse, en el sur de Francia, a que su petición de asilo sea resuelta. En menos de un mes, el prestigioso diario El País ha publicado sus modos de mirar.

¡Merecidísimo reconocimiento y enhorabuena!

Ni aquí, ni allá

A la espera de que los servicios franceses de inmigración sellen su destino, unos 50 migrantes están alojados en un centro de acogida para solicitantes de asilo en Lagrasse, un pueblo de Occitania, en el sur de Francia. Viven en el aburrimiento y la lentitud de la vida cotidiana : su futuro está suspendido en una decisión administrativa que puede tardar varios años en llegar.

En el corazón de Lagrasse, el centro es un trocito de otro lugar. Un territorio donde el tiempo se dilata y el espacio se retrae. Una torre de Babel donde cada uno calla su drama y se esconde para llorar, pero en la que todos comparten una expectativa ambigua, teñida de miedo y esperanza. 

Detrás de la sábana, Maryam, de 8 años, de Costa de Marfil. Con sus padres y su hermano pequeño, pasó 16 meses en el centro antes de que la solicitud de asilo de toda la familia fuera rechazada en octubre de 2022. Pero su padre prefería “dormir en la calle que volver a casa”. En diciembre de 2022, encontraron un alojamiento social en Lagrasse, donde pueden permanecer indocumentados.

Pasillos del centro de acogida de Lagrasse (Francia).

“Aquí no podemos sentirnos como en casa. Tenemos un pie dentro y otro fuera”, dice Maryam, de 36 años. Esta somalí, madre de seis hijos y embarazada del séptimo, llegó a Francia sin su marido, pero con sus hijos. A todos ellos se les denegó el asilo. Pero la llegada de un nuevo hijo ha permitido reiniciar el procedimiento.

Nouria es de Albania. Espera en la ventana del centro de acogida a que vuelvan sus tres hijos de colegio. Tras casi dos años en el centro, con su marido y sus hijos, obtuvieron el estatus de refugiados en octubre de 2022.

Asilo denegado: Nedjma, de Somalia, se prepara para marcharse.

Kadiatou (Malí), musulmana devota, reza cinco veces al día. La oración da ritmo a los días. “No me gusta esto. No me siento como en casa. Cuando llegué estaba triste. Echo de menos mi país. En casa estamos acostumbrados a estar juntos, siempre estamos en casa del otro. Aquí... sálvese quien pueda. Cada uno come en su piso. Es triste”.

Fotos y textos de Sarah Leduc

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