Vida

Los árboles forman parte de nuestro entorno, son un raro privilegio en las ciudades y un refugio en los entornos naturales. De alguna manera, nos inspiran, nos hacen sentir, nos conectan con el presente y el pasado; nos aportan energía.

Nuestros sentidos se activan al observarlos; la vida fluye, percibimos sus diferentes olores, el sonido de sus hojas que se mueven por el viento, el canto de los pájaros. La textura imponente de su dura corteza, las ramas que se entrelazan entre ellas y sus colores nos producen un extraño placer.

Confortarse con los árboles y fotografiarlos es un acto natural, sencillo, sin pretensión, un acto vital y fotográfico puro. Me recreo en las distintas ramificaciones que tiene cada árbol, en las distintas formas de su corteza que hacen de cada uno de ellos un ser único. Intento mostrar en mis fotografías cómo penetra la luz a través de sus ramas dando distintas formas de sombras y cómo cambian un simple paisaje en algo extraordinario.