Lactarte

Hace 2 meses el director del Teatro Municipal de Ovalle (TMO), me contactó para realizar este proyecto, en conjunto con un CESFAM, (Centro de salud familiar).

El proyecto buscaba fomentar la lactancia materna, además de llevar el arte a espacios donde en general no solemos verlo. Y mi intención era reivindicar esta práctica como algo natural, espontánea, y criticar la censura que se le ha dado a la LM en los espacios públicos, además de destacar la importancia del vínculo entre madres e hijes.

A lo largo de la historia la lactancia materna ha sido un escenario más donde el patriarcado ha intentado hacerse con el control del cuerpo y la sexualidad femenina.

En los siglos XV y XVI en Europa, la lactancia estaba a cargo de nodrizas, ya que los pechos de las mujeres aristócratas debían seguir ciertos cánones estéticos para el deleite de los hombres.

La llamada "lactancia mercenaria", era un acuerdo entre hombres. El padre firmaba un contrato con el esposo de la nodriza dejando a las mujeres al margen de esta decisión.

Con el paso de los años se instala la lactancia artificial y la cultura del amantamiento pasa totalmente a segundo plano, a favor de la mamadera. Las mujeres creyeron con el tiempo que esto las haría libres, perdiendo toda la confianza es su capacidad lactante.

"Por eso hoy por hoy, amantar es una práctica feminista, (lo que no quiere decir que las mujeres que no la practican no lo sean), porque implica la máxima autonomía de la mujer en la alimentación de su hijo o hija” (Vivas, 2021). Es una manera de reconciliarnos y reapropiarnos de nuestro cuerpo, la lactancia materna es nutritiva, es vida, es vínculo, es poder.

Eso es lo que podrás ver en la siguiente serie de imágenes fotográficas, te invito a conectar con ese vínculo tan potente y único que experimenta una madre y su bebé al amantar.