En el camino

La madrugada del 9 de septiembre del 2020, un inmenso incendio devastó por completo el campamento de refugiados de Moria. Ubicado en la isla de Lesbos, era el mayor campo de todo Europa. Durante varios días de incertidumbre, 13.000 personas migrantes buscaron la forma de sobrevivir sin ningún tipo de asilo. Cuando comenzó la reubicación de las mismas en Kara-Tepe, un antiguo campo de tiro militar pegado al mar, muchos se reusaban a viajar a pie hasta allí, ya que los esperaba un panorama muy desfavorable y precario. El nuevo campo tenía muchísimas dificultades de proporcionar electricidad, servicios de higiene básicos y espacios para la preparación de alimentos. En el camino, cientos de familias de diversos origenes buscaban alternativas para sobrevivir. Muchas de ellas son víctimas de guerras y violencia en su país de origen. Muchas llevan días, meses e incluso años esperando su solicitud de asilo en busca de un refugio seguro y una vida digna. La indiferencia, ineficiente burocracia y falta de voluntad política ha llevado a estas personas a perder toda esperanza en la ayuda externa. Hombres, mujeres y niños se desplazaron durante largos días sobre la ruta que une el antiguo campo con el nuevo, en busca de comida, un lugar para asearse o simplemente un momento de calma en este recorrido interminable.