Ecuavoley

UN DEPORTE PARA VOLVER A CASA

El sol calienta vertical desde lo alto. Son las cinco de la tarde y en las calles apenas se oye el motor de algunos coches que circulan a esta hora en el barrio Lucero. Las pocas personas que
andan por las aceras buscan la sombra, asfixiadas por una temperatura de 42 ªC a la sombra.
En el Parque de la Cuña Verde de Latina, el que se encuentra a la salida del metro Laguna, hay sin embargo cierto movimiento de gente. Van cargadas con sillas, neveras,
bolsas de deporte, y aunque no hablan entre ellas ni tampoco van juntas, parecen dirigirse al mismo lugar. Al final de la calle Cuart de Poblet, en dirección los Yébenes, todos se desvían
hacia el interior del parque. Detrás de un campo de fútbol grafiteado donde se puede leer en un banco la frase “odio eterno al futbol moderno”, hay un par de pistas de baloncesto valladas
repletas de latinoamericanos.
Al hablar con ellos y preguntar a qué se debe tanto movimiento a una hora del día en la que lo normal es estar en casa debajo del ventilador echándote la siesta, exclaman:
¡Ecuavoley!