Alzheimer

  A mi padre siempre le gustó el cine. Cuando yo era pequeña iba todas las tardes de la semana a ver una película. Construyó dos cines . Mi padre ahora tiene Alzheimer y está descendiendo poco a poco por los últimos peldaños de la memoria. “Las uvas de la ira”. Este invierno cuando ha venido a casa, le he puesto muchas veces esta película. Ya no le llevamos al cine, las ve desde el sofá, frente al televisor pasa horas y horas.  Escenas, escenarios y personajes que no entiende muy bien pero que siguen captando su mermada atención. Mi madre se preocupa mucho de comprarle vídeos nuevos para cada visionado hasta que le dije que no se molestara tanto, que podía volver a ver una y mil veces la misma película tranquilamente y sin inmutarse. Le he puesto una y otra vez “Las uvas de la ira”. Cuando acaba me dice ¡Qué película más buena, es la mejor película que he visto en mi vida, es dura pero muy buena!. Al día siguiente lo mismo. Sus imágenes flotan a través de todas esas zonas cerebrales que intervienen en su marchita memoria y sus enjutas conexiones neuronales hacen los últimos esfuerzos. Mi madre resignada, le sigue poniendo tarde tras tarde delante del televisor, donde sin pestañear, ve, mira películas y más películas. Allá en el fondo de su cerebro atrofiado irremisible e implacablemente, flotan como fantasmas los personajes, las aventuras, los policías, los ladrones, los paisajes exóticos… A lo mejor él se encuentra siendo el protagonista de una peli que se desarrolla en un enorme submarino, donde como siempre, él es el jefe y manda y salva a los buenos y juega como un niño a torpedear a los malos.