Alessia Angelo (ITALIA)

El proyecto nació de mi fascinación por el poder humano, entendido como la capacidad que tiene un individuo para influir en los demás, tanto positiva como negativamente a través de sus acciones. Un día fortuito conocí a L. licenciada en Psicología; a partir de ahí comencé a centrarme en el poder de las palabras.

El trabajo diario de L. consiste en ofrecer asistencia telefónica, a través de un call center, a quienes buscan asistencia psicológica inmediata; trata diariamente con una variada gama de personas y situaciones, que van desde la búsqueda del enfrentamiento hasta la contemplación del suicidio.
Durante estas llamadas nadie sabe quién es el otro, no pueden verse, y las personas que llaman a L. sólo pueden percibir sus palabras y su voz, con las que salva días y vidas.
Quizás aquí es donde la fuerza de las palabras la dan sólo ellas, sin interferencias externas, libres de distorsiones que puedan surgir de otros factores influyentes.

Después de los relatos de L. me di cuenta de que uno de los factores que tienen en común estas llamadas es el sentimiento de soledad; ya sea que en la base haya un trastorno mental, una depresión o un momento difícil, la crisis comienza con este sentimiento difícil de gestionar en solitario. Por eso, hacer recordar la existencia de vínculos familiares o de confianza es fundamental, porque la mente no siempre tiene la capacidad de estar clara en los momentos más oscuros. Sin embargo, la ausencia de tales conexiones no tiene por qué significar una falta de esperanza, sino más bien la oportunidad de imaginar nuevas conexiones. Hacer que las personas imaginen y recuerden es fundamental, porque las palabras generan recuerdos e imágenes, que a su vez generan emociones.

Con la frase en primera persona "I will remind you", se invita al espectador a identificarse con el papel de L., y al mismo tiempo, a través de las imágenes, sumergirse en los estados de ánimo de las personas que buscan ayuda. Esto se debe a que nosotros también podemos cuidar las palabras que utilizamos, pero también ser quienes pedimos ayuda; para crear un círculo continuo de empatía, para no permitir que el espectador se identifique con uno solo de los roles.
Decidí realizar el proyecto a través de un diálogo de imágenes heterogéneas y evocadoras de los procesos emocionales intrínsecos durante las conversaciones telefónicas.